sábado, 20 de octubre de 2007

Lo que es y lo que temo

Voy inconfesable, voy callado, voy temiendo. Esa etapa ya pasó. A veces sólo queda la nausea, pero por ahora queda el humo del cigarro en los dedos.

Camino por los mismos caminos de todos los días, de todas las semanas, pero cada vez hay un detalle nuevo que el ojo encuentra. Hay más, seguro, que el ojo no ve. Pero sí veo unos, y tú ves otros, y él ve otros. A veces convergemos y nos complementamos tan bien, a veces somos tan distintos que no hay nada que nos alcance a unir.

Y el cenicero con ceniza y el vaso con coca cola, las noches solitarias y las canciones al azar en itunes.

Mientras tanto, aparecen ideas para hacer y se van lentamente antes que alcance a aprehenderlas, a veces basta con sentarme frente al teclado e improvisar, a veces basta tomar la guitarra o jugar con xcode, pero otras veces es la nada al otro lado, otras veces es tabula rasa y vuelta a comenzar. Es una masturbación mental pensar que esto resultará, es un pequeño orgasmo el código que compila y hace lo que quiero, es la soledad de todas las noches en la cama, es el arbolito con hojas nuevas en la calle frente al Cerro Blanco, es mi caminar con zapatos cómodos, es el cigarro que me mata de a poco, es la tos, es la tos.

Y otras veces es sentarme tranquilo en el patio de mi casa y dejar que el sol me entibie un rato. A veces es mirar los gatitos. El otro día tomé uno por primera vez y me enterró las uñitas.

Es soñar, soñar con mi tío, es soñar con desastres, es soñar con felicidades pequeñas, es dormir poco y mal.

Ver como pasa el tiempo. Ver como se va. Ver como no me alcanza. Que se escapa y no siento que se acabe, aunque es el temor a que se acabe, pero no se acaba, y temo que termine sin haber alcanzado a empezar.

Cuando voy caminando, cuando estoy sentado, cuando me miro en el espejo al lavarme los dientes, cuando está todo muy bien, cuando es un poco de cafeína en la sangre, cuando me encuentro con gente conocida, cuando estoy tranquilo, cuando estoy nervioso.

Estar tranquilo, estar nervioso. Cuando escucho música entretenida que jamás podré llegar a hacer, cuando veo programas entretenidos que quizás con suerte algún día pueda llegar a hacer, cuando me siento a ver una película,  cuando estoy parado frente a mis alumnos y trato, por dios que trato, cuando les entrego lo mejor de mí, lo que no logro darle a nadie más, salvo quizás a veces en mi casa, salvo quizás a veces a mis amigos. Cuando me desespera no entregarles lo mejor de mí a los afore mentioned. ¿Qué es eso, lo mejor de mí? Ni idea, es una especie de satori que logro de cuando en vez. Ellos sabrán, ellos responderán quizás.

2 comentarios:

Janoma dijo...

Se echan de menos las tardes de banca afuera del departamento de matemáticas, cuando la vida no tenía preocupaciones tan profundas. Sería una buena cosa para agregar a la lista.

"A veces falto a clases para hacer cualquier cosa."

Ayer falté a un control para programar.

Alvaro dijo...

El problema es que esos días quedaron tan atrás. Los recuerdo conmucho cariño, porque fueron algunos de mis mejores días. Pero pasaron.