domingo, 30 de septiembre de 2007

El poder y la gloria

Las malas elecciones de palabras

Cuando hablas de las huevadas que hago, está mal. Cuando escribes del poder, está mal. Está mal porque no escribes de él, no lo mencionas, pero lo tratas de hacer evidente siendo evidente que no lo tienes. No es tratar de negar que lo puedes tener más adelante, es tratar de decir que ahora no lo tienes y sin embargo te mueres por él.

Cuando te ríes de lo que no hago y jamás haría, me dices que no te has interesado en saber, cuando te comentas a ti mismo todas las noches lo que te debes comentar a ti mismo todas las noches deben ser noches muy solitarias.

Los pequeños deslices de intenciones
Cuando confío, puedo perder; cuando no confío, puedo perder. Cuando te empato, vienen las cabezas que no te he cortado directo contra mí. Sin embargo sé más de lo que crees, porque hacerse el huevón es una técnica de sobrevivencia antigua. La ocuparon algunos emperadores romanos y alargaron su vida unos cuantos meses, quizás un par de años. Ser el suche siempre rinde para alargar la vida, nadie llegará a cortar tu cabeza.

Lo peor de mí
Lo peor de mí es lo mejor de ti. Lo que en mí está mal porque determiné que así lo fuera es algo que me encandila en ti. A pesar de todo, te admiro porque eres lo peor de mí.