Lo más raro es que no soy yo el que juega a quien la tiene más larga, ni me interesaría jugar a un juego tan latoso. Las características ya están, salen solas las posibilidades, no hay nada qué hacer salvo hacer, hacer, hacer.
Y, sin embargo, no hay mella alguna por nada, al final el cariño que uno da es el que recibe, nada más.
1 comentario:
Mejor no jugar a esas cosas y hacer y hacer. El premio viene luego y ya tiene afectos bien ricos :D
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