domingo, 21 de octubre de 2007
I don't
I don't believe in reason, I don't believe in me, I don't believe in english, I don't believe in s
sábado, 20 de octubre de 2007
Lo que es y lo que temo
Voy inconfesable, voy callado, voy temiendo. Esa etapa ya pasó. A veces sólo queda la nausea, pero por ahora queda el humo del cigarro en los dedos.
Camino por los mismos caminos de todos los días, de todas las semanas, pero cada vez hay un detalle nuevo que el ojo encuentra. Hay más, seguro, que el ojo no ve. Pero sí veo unos, y tú ves otros, y él ve otros. A veces convergemos y nos complementamos tan bien, a veces somos tan distintos que no hay nada que nos alcance a unir.
Y el cenicero con ceniza y el vaso con coca cola, las noches solitarias y las canciones al azar en itunes.
Mientras tanto, aparecen ideas para hacer y se van lentamente antes que alcance a aprehenderlas, a veces basta con sentarme frente al teclado e improvisar, a veces basta tomar la guitarra o jugar con xcode, pero otras veces es la nada al otro lado, otras veces es tabula rasa y vuelta a comenzar. Es una masturbación mental pensar que esto resultará, es un pequeño orgasmo el código que compila y hace lo que quiero, es la soledad de todas las noches en la cama, es el arbolito con hojas nuevas en la calle frente al Cerro Blanco, es mi caminar con zapatos cómodos, es el cigarro que me mata de a poco, es la tos, es la tos.
Y otras veces es sentarme tranquilo en el patio de mi casa y dejar que el sol me entibie un rato. A veces es mirar los gatitos. El otro día tomé uno por primera vez y me enterró las uñitas.
Es soñar, soñar con mi tío, es soñar con desastres, es soñar con felicidades pequeñas, es dormir poco y mal.
Ver como pasa el tiempo. Ver como se va. Ver como no me alcanza. Que se escapa y no siento que se acabe, aunque es el temor a que se acabe, pero no se acaba, y temo que termine sin haber alcanzado a empezar.
Cuando voy caminando, cuando estoy sentado, cuando me miro en el espejo al lavarme los dientes, cuando está todo muy bien, cuando es un poco de cafeína en la sangre, cuando me encuentro con gente conocida, cuando estoy tranquilo, cuando estoy nervioso.
Estar tranquilo, estar nervioso. Cuando escucho música entretenida que jamás podré llegar a hacer, cuando veo programas entretenidos que quizás con suerte algún día pueda llegar a hacer, cuando me siento a ver una película, cuando estoy parado frente a mis alumnos y trato, por dios que trato, cuando les entrego lo mejor de mí, lo que no logro darle a nadie más, salvo quizás a veces en mi casa, salvo quizás a veces a mis amigos. Cuando me desespera no entregarles lo mejor de mí a los afore mentioned. ¿Qué es eso, lo mejor de mí? Ni idea, es una especie de satori que logro de cuando en vez. Ellos sabrán, ellos responderán quizás.
sábado, 13 de octubre de 2007
Walking
Voy caminando por una calle cuando aparece ella y conversamos. Nos vamos entremedio de la gente y avanzamos. En el siguiente paso corremos. Un poco más allá trotamos. Como voy ocupado, pensando en abc-alfa-beta-gamma, a veces miro a la gente evitando chocar, entonces pienso que ella quizás querría que la mirara mientras hablamos, pero el miedo a tropezar es grande y poderoso, lo suficiente para no querer chocar con la gente que pasa a mi lado con maletines, o con caras de serios, o que podrían quemar mis manos con una colilla de cigarro.
Voy caminando por la calle cuando siento un ruido bajo mis pies y hay gatitos abandonados. Pienso en mis propios gatos, veo que estos son preciosos y quiero cuidarlos. Pero no puedo, porque no tengo donde meter tres gatos más, y la disyuntiva del espacio versus el querer que los animalitos, que no tienen nada salvo su maullido y su pelaje, se salven de un perro o, peor, del hambre y el frío, esa disyuntiva, me carcome por dentro y me alejo de ellos sintiéndome un perro.
Voy caminando por la calle que está repleta de gente fea. Necesito vivir en un lugar más agradable pero aún no soy capaz de pagármelo, aún no soy capaz y espero que llegue pronto el día en que sí lo sea, espero, trabajo tan light, es necesario esfuerzo pero por ahora prefiero esperar. Es mi propio síndrome de Estocolmo por vivir en esta parte fea, llena de gente fea que mira con cara de cordero degollado.
Voy caminando por la calle cuando siento un ruido bajo mis pies y hay gatitos abandonados. Pienso en mis propios gatos, veo que estos son preciosos y quiero cuidarlos. Pero no puedo, porque no tengo donde meter tres gatos más, y la disyuntiva del espacio versus el querer que los animalitos, que no tienen nada salvo su maullido y su pelaje, se salven de un perro o, peor, del hambre y el frío, esa disyuntiva, me carcome por dentro y me alejo de ellos sintiéndome un perro.
Voy caminando por la calle que está repleta de gente fea. Necesito vivir en un lugar más agradable pero aún no soy capaz de pagármelo, aún no soy capaz y espero que llegue pronto el día en que sí lo sea, espero, trabajo tan light, es necesario esfuerzo pero por ahora prefiero esperar. Es mi propio síndrome de Estocolmo por vivir en esta parte fea, llena de gente fea que mira con cara de cordero degollado.
domingo, 7 de octubre de 2007
Kitties
Mi gata acaba de tener sus gatitos. No tengo idea de qué hacer, supongo que el instinto le dirá a ella.
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